Ponte el calzado de la paz

Señor, una de las evidencias de una vida llena del Espíritu es la paz
(Gá. 5:22). Tú me has dado el Espíritu Santo para poder hablarle al
caos que me rodea o está en mi interior, así como Jesús reprendió al
viento y dijo al mar: “Calla, enmudece” (Mr. 4:36). Gracias, Dios, por
darme poder para ponerme el calzado de la paz. Espíritu Santo, te pido
que pueda conocer y ampararme en tu paz —esa paz que sobrepasa
todo entendimiento (Fil. 4:7)— para que pueda responder con calma
cuando otras personas me decepcionen o cuando las circunstancias
parezcan estar en mi contra. En el nombre de Jesús, amén.

Toma el escudo de la fe

Amado Dios, en tiempos de duda, temor o ansiedad, tal vez recurra
a una muleta que me ayude a atravesar ese momento o ese día. Cualquiera
que sea esa muleta, Señor, si no es fe en ti, me estoy llenando
de cualquier cosa menos de tu Espíritu Santo. Ayúdame a recordar
en esos momentos que tengo acceso a tu presencia y al poder del
Espíritu. Recuérdame la necesidad de susurrar una simple oración,
dirigir mis pensamientos a ti y no buscar otra cosa para calmar mis
temores y mis dudas o distraerme para no pensar en ellos. En el
nombre de Jesús, amén.

Toma el yelmo de la salvación

Señor, estoy seguro. Estoy seguro por la obra de Cristo en la cruz y
porque Él envió a su Espíritu Santo para estar conmigo todos los días
de mi vida en esta tierra. Gracias porque no importa lo que enfrente,
nada podrá separarme de tu amor. El Espíritu Santo me recuerda
constantemente esa promesa. Bendigo tu nombre porque: “Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús…
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de
la ley del pecado y de la muerte” (Ro. 8:1-2). Deseo vivir como si
creyera eso con todo mi corazón, Señor. Toma mi culpa y mis dudas
por las cosas que hice mal para que pueda caminar confiadamente
en mi relación contigo. En el nombre de Jesús, amén.

Scroll al inicio